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TDAH en la adultez: entre la desinformación y la evidencia científica

El TDAH en TikTok se trivializa, pero los estudios muestran que sin tratamiento acorta la vida y afecta a las relaciones. La clave no está en likes, sino en información fiable y atención clínica.

Una cabeza con el texto ADHD (TDAH) de donde salen muelles coloridos y flores

El ruido de las redes: desinformación sobre TDAH

Un estudio de la University of British Columbia analizó la representación del TDAH (o ADHD por sus siglas en inglés) en TikTok y encontró un panorama preocupante: la mayoría de los videos relacionados difunden información engañosa o no respaldada por evidencia. Muchos creadores comparten anécdotas personales sin aclarar que esas experiencias son más comunes de lo que se cree y pueden ocurrir sin necesidad de tener TDAH u otras condiciones

El problema se encuentra en que, quienes consumen mucho contenido de este tipo tienden a sobreestimar la frecuencia y gravedad del trastorno, e incluso a recomendar videos poco fiables. Mientras, los psicólogos clínicos califican estos clips como poco precisos, los jóvenes suelen darles buenas puntuaciones y una gran cantidad de "likes", lo que evidencia cómo la desinformación pasa inadvertida.

"Las anécdotas y experiencias personales son poderosas, pero necesitan de contexto, y pueden inducir a confusión sobre lo que supone el TDAH y sobre la salud mental en general." - Vasileia Karasavva, autora principal del estudio publicado en PLOS One

El estudio también resalta la necesidad de que profesionales de salud mental participen activamente en redes sociales, ofreciendo información clara y contrastada para equilibrar el debate. TikTok puede ser una herramienta poderosa para reducir estigma y crear comunidad, pero nunca debería reemplazar una evaluación clínica. Lo peligroso es que, al trivializarlo, muchas personas dejan de buscar ayuda profesional o caen en la automedicación, perdiendo acceso a intervenciones efectivas.

Los impactos reales del TDAH en la adultez

Lejos de ser "un rasgo simpático de personalidad", el TDAH se asocia con consecuencias serias y medibles.

Un estudio publicado en Enero de 2025 en The British Journal of Psychiatry analizó registros de más de 330.000 adultos en Reino Unido y halló que quienes tienen un diagnóstico de TDAH viven entre 7 y 9 años menos en promedio que quienes no lo tienen .

Las razones no se encuentran en el hecho de padecer TDAH, sino en la presencia de una serie de factores que asociados, como el consumo de substancias (incluyendo tabaco y alcohol), presencia de conductas de riesgo o conductas impulsivas, además de comorbilidades con otras problemáticas de salud mental y físicas que pasan desapercibidas y no reciben el tratamiento adecuado. Todo esto aumenta la vulnerabilidad y reduce la longevidad.

El impacto tampoco se queda en el individuo. Otra investigación, publicada en el Journal of Attention Disorders, mostró que las parejas de personas con TDAH reportan mayor depresión y menor calidad de vida cuando el deterioro funcional del TDAH no está bien gestionado. La falta de tratamiento puede transformar la relación en un espacio de carga emocional y desigualdad, con implicaciones directas para la salud mental de ambos.

El valor del tratamiento: cuando la evidencia cambia la historia

Ante este panorama donde la desinformación puede traer graves consecuencias a largo plazo, es muy importante educar sobre los beneficios de un tratamiento profesional, ya que pueden marcar una diferencia decisiva:

  • En el estudio sobre la esperanza de vida (Chang et al., 2024), los autores remarcan que los riesgos se reducen drásticamente cuando el TDAH está tratado, con la posibilidad de equiparar la expectativa de vida a la de la población general.
  • En el estudio sobre parejas (Zeng et al., 2024), las mujeres reportaron mejor calidad de vida cuando sus compañeros mantenían un tratamiento farmacológico consistente.
  • Revisiones médicas, como la publicada en BMJ (BMJ, 2024), coinciden en que la medicación —combinada con apoyo psicosocial— mejora el control de síntomas, reduce riesgos asociados y mejora las relaciones cotidianas.

En otras palabras, el TDAH adulto no tiene por qué significar años perdidos o vínculos deteriorados. Lo que marca la diferencia es acceso a fuentes de información fiables, diagnóstico temprano, tratamiento sostenido y acompañamiento clínico. Herramientas que permitan realizar un correcto seguimiento del proceso terapéutico, tanto para el profesional clínico como la persona afectada, son cruciales a la hora de ver el progreso y hacer frente a las dificultades que puede tener el tratamiento en personas con TDAH.

En la era de TikTok, es fácil caer en mitos y mensajes simplistas sobre el TDAH. Pero la ciencia nos dice otra cosa: no se trata de un rasgo anecdótico, sino de un trastorno con impacto serio en la vida y la salud. La diferencia está en reconocerlo, tratarlo y acompañar a quienes lo viven, y no en romantizar una problemática que afecta alrededor del 7% de la población.

Combatir la desinformación, visibilizar los riesgos reales y promover el acceso a medicación y apoyo son tres pasos fundamentales. Porque con tratamiento, las cifras cambian, la calidad de vida mejora y las relaciones se fortalecen.

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